lunes, 2 de abril de 2012


Así me gusta sentir la gordura del camote:
retacándome el ano hasta más no poder.
Sólo así me siento muy mujer:
intensamente culeada por mi hombre.


- Luis, esto es pecado. Tú eres mi hermano.
Nos vamos a ir al infierno.

- Me vale, hermanita. Tu chico está bien sabroso
y apretante. Este gozo bien vales
una eternidad de sufrimiento.
Además, si mi padre te culea,
¿por qué yo no?

- Pero es diferente. Yo soy carne de su carne
y puede hacer conmigo lo que quiera.

- Pues yo tambié, como ves, y lo que quiero
disfrutar la carne de tud nalgas, tu recto apretador
triturándome la verga.

- Santo dios, ¿por qué todos los hombres
quieren poseerme por el ano?

- Porque es una delicia, hermana, solo por eso.
Porque meterte la verga por las nalgas
es una delicia.


- Claro que me voy a casar contigo, Chelito.
Después de sentir este inmenso placer
quiero volver a sentirlo una y otra vez más.

- ¿Solo por eso te vas a casar conmigo?

- Eres maravillosa, pero lo que siento
al culearte me da un placer estupidizante.
Y esto es lo único que hace soportable
vivir con una mujer a todas horas.
Nada importa si al final de cada noche
vas a estar así sobre mi cama, empinada,
recibiéndo mi carne por las nalgas.

- Este placer es casi insoportable. Y aunque
tus palabras me hieran entiendo.
Yo también quiero que me tomes así cada noche.


A una hembra así yo la amaría
como hombre y como mujer.


Ay, amor, me está partiendo el recto. Sigue, sigue.
Hazme disfrutar. Soy tu marrana y me pasionas.


- Me estás rajando el recto.

- Aguanta, amor, hazme gozar.


"Cabrón, te aprovechas de mí nada más
porque te quiero".


Santo dios, que exquisito placer me da
la combinación de la asfixia con la culeada.


A todos los gusta gozar la carne de las damas bellas,
pero más que nada nos gusta amarlas por el chico.

No hay comentarios: