martes, 21 de septiembre de 2010

Esta es la puerta de entrada
al supremo placer que Dios
ha concedido a los hombres.
Ay del pendejo que la
desaproveche.
Gloriosa visión.
Sí, Dios santo,
este es el cielo.
Ay, mi alma, que deliciosamente
me exprimes la leche.
Orale, pinche marrana,
usted se tiene que dejar a culeadas
cuando yo quiera.
Para eso es mi esposa.

Así se hace, mi buen.
Mi hay que permitir
que nuestra perras se subleven.
No. Mi niña, pongase a gatas,
que papá va a gozarla
por el chico, como dios manda,
como debe de ser.
Aprieteme la carne con su culito.
Siento así muy rico.
Hagame vomitar todo el semén
en su intestino.
Quiero fertilizar su mieda, amorcito.
No se averguence de dar
placer a su macho com quiere.
Pa eso la hizo dios, pa ser gozada
como a su hombre más le agrade.
Orale, cabrón, no sea pendejo.
Una hembra así lo que quiere
es ser culeada, nada más que
culeada.
Qué cruel eres, papi,
no me habías culeado
desde hace tres días.
Deliciosa hembrita, que rico
es violarte por el chico.
Esta perra caliente ha gozado
del amor anal durante cuarenta años
¡y no se harta!
Empujame la cagada para adentro, papi.
No lo dudes, esta deliciosa cerda
gusta más que nada de amor
por el chiquito.
Anda, papi, dejamela caer en el chiquito
y revientame las nalgas. Que no te importe
que me duela, así es como más gozo.
No lo dudes, esta deliciosa perra
deseada ser violentamente amada
por el chico.